Vivimos en un un mundo que parece haber perdido por completo la brújula moral. Kate Middleton, la duquesa de Cambridge, ha sido diagnosticada con cáncer enfermedad que ha causado conmoción en todo el mundo. Los medios de comunicación no dejan de hablar del tema, especulando sobre las posibles causas y consecuencias de esta dolencia que ha afectado a uno de los miembros más queridos de la familia real británica.
Mientras tanto, en medio oriente, el brutal genocidio israelí contra Palestina se ha normalizado de tal manera que parece que ya no sorprende a nadie. Las imágenes de niños y civiles palestinos siendo asesinados por las fuerzas militares israelíes se repiten una y otra vez en los titulares de los periódicos y en la tv, pero parece que nadie hace nada al respecto.
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI aún se permita que atrocidades como estas ocurran sin que el mundo entero se levante en protesta? ¿Qué le está pasando a la humanidad que ha perdido por completo su capacidad de empatía y solidaridad con los más vulnerables?
La enfermedad de Kate Middleton, por supuesto, es un problema que merece toda nuestra atención y solidaridad. Nadie quiere ver sufrir a una persona, mucho menos a alguien tan querido y respetado como ella. Pero no podemos permitir que este evento eclipse la brutalidad que se está cometiendo en Palestina día tras día.
Estamos en un mundo en el que la injusticia y la crueldad parecen ser una practica corriente. No podemos seguir mirando hacia otro lado mientras miles de personas son masacradas sin piedad con bombas y hambre.
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